Una excelencia italiana
La historia de Malo se desarrolla paralelamente al nacimiento del Made in Italy, un movimiento caracterizado por la artesanía, la autenticidad y un estilo casual admirado en todo el mundo.
En una época en la que la moda de punto de alta calidad llevaba solo etiquetas escocesas o inglesas, Malo reinventó el lujo desde una perspectiva italiana: vibrante, sensual y artística.
Cada colección combinaba técnicas tradicionales con innovación: paletas de colores vivos, costuras intrincadas y la poesía táctil del trabajo hecho a mano.
Gracias a este valor creativo, Malo se ganó un lugar en la historia del punto italiano, uniendo tradición y experimentación con elegancia.
Fundado en Portofino
Eran los años setenta, y el jet set pasaba los veranos en Portofino — un puerto animado y romántico, lleno de color y luz.
Fue allí donde nació Malo. Mientras la brisa vespertina descendía de las montañas para refrescar los hombros dorados por el sol, surgió una nueva idea de lujo: transformar el pesado cachemir escocés de la época en algo ligero como una pluma, sensual y con alma italiana.
Malo introdujo hilos impalpables en tonos luminosos, combinando suavidad y modernidad.
La producción se trasladó pronto a la Toscana, tierra de arte y maestría, donde la artesanía y la intuición se entrelazan inseparablemente.
Fundada en 1972 con el nombre de Malo Tricot, la marca emprendió un viaje de cinco décadas, creando prendas de punto que desafían el paso del tiempo, tejiendo textura, elegancia y un lujo discreto.
Apertura de la planta de producción
En 1973, Malo abrió su planta de producción en Campi Bisenzio, cerca de Florencia, un valle tejido con siglos de maestría textil, alabada por el propio Dante. De estas raíces toscanas nació una marca sinónimo de excelencia italiana. Las décadas siguientes trajeron una rápida expansión: boutiques en Nueva York, Düsseldorf, París y Tokio, y un segundo taller en Borgonovo Val Tidone, donde el zumbido de los telares de madera todavía se funde con el de la maquinaria moderna. Aquí, tradición y tecnología coexisten en un fascinante diálogo entre pasado y futuro, entre manos y corazón.
Al amanecer de un nuevo milenio
Con el inicio del nuevo siglo, Malo entró en una era de transformación, refinando su visión, fortaleciendo su imagen y expandiéndose globalmente. Reconocidos diseñadores como Gianni Bugli, Alessandro Dell’Acqua, Tommaso Aquilano, Roberto Rimondi, Saverio Palatella y Fabio Piras aportaron nueva energía creativa a la marca. En 2006, Malo debutó en las pasarelas de Nueva York, obteniendo un éxito internacional. La difunta Anna Piaggi la definió una vez como “la mejor maison de cachemira del mundo”. Fue un momento que reafirmó la discreta maestría de Malo en el lujo: no llamativa, pero luminosa.
Un nuevo capítulo
En 2019, Malo volvió a sus raíces: el arte del puro cachemir italiano. El pasado se convirtió en la base, el futuro en un sueño renovado. Hoy, la marca sigue tejiendo las fibras más raras — vicuña, alpaca, lana de bebé llama, camello, mohair, seda y algodón Makò — en creaciones que combinan innovación y tradición. Malo sigue siendo un guardián de la belleza y la artesanía, un emblema del savoir-faire italiano.
Hecho a mano
La ropa de punto hecha a mano es el alma de Malo. Cada prenda requiere una alquimia de gestos, paciencia y precisión. Gracias a las hábiles manos de los maestros artesanos, las fibras preciosas se transforman en tejidos armoniosos y siluetas refinadas. Cada hilo, cada nudo, cada movimiento está cargado de intención. El resultado es una prenda que parece viva: su suavidad, su equilibrio y sus detalles dan vida a lo que Malo llama Yarn Couture, o hilos de lujo, un trabajo artesanal lento y meticuloso que produce una belleza que se puede tocar y ver.
Transmitido de generación en generación
Una prenda Malo está diseñada para ser transmitida, como un hilo que conecta generaciones. En su forma más pura, el cachemir es una de las fibras naturales más resistentes: suave pero fuerte, delicada pero robusta. Cada prenda encierra la emoción que se transmite de la piel al corazón.
Desde la cuidadosa selección de las fibras crudas hasta su transformación por manos expertas — mediante hilado, tejido, prensado y acabado — cada fase refleja casi cincuenta años de dedicación a la artesanía. En Malo, la calidad no es una etapa de producción, sino el alma misma de la creación.